Se presenta una perra mestiza hembra adulta, de 14 kg de peso, procedente de un centro de acogida animal, referida para valoración de una masa a nivel inguinal.

En el examen físico general se observaron constantes vitales dentro de rango de normalidad y destacó la presencia de galactorrea y de una masa inguinal derecha de 20-25cm de diámetro aproximadamente.  A la palpación, la masa presentaba una consistencia blanda con estructuras tubulares en su interior.

Dentro del protocolo diagnóstico, se realizaron hematología y bioquímica sanguíneas las cuales fueron normales. También se realizaron radiografías ventrodorsales y laterales derechas de tórax y abdomen incluyendo el área de la masa inguinal. Las radiografías torácicas fueron normales. En la radiografía de abdomen, en la masa inguinal se observaban 3 estructuras fetales mineralizadas normales. Se realizó una ecografía abdominal completa en la que se evidenció la herniación inguinal derecha de los dos cuernos uterinos con presencia de tres fetos vivos de una edad gestacional superior a los 57 días. La edad gestacional se estimó en función del reconocimiento ecográfico de las estructuras fetales, entre las que se observaron los intestinos desarrollados.² No obstante, uno de los fetos tenía un tamaño menor y una frecuencia cardiaca reducida en un 20% en comparación con los otros dos. El diagnóstico definitivo fue herniación inguinal derecha directa de útero grávido con sufrimiento fetal en un caso.

Dado el diagnóstico ecográfico, se recomendó la cirugía inmediata (cesárea, ovariohisterectomía y reparación de la hernia inguinal), tratando de evitar el inicio del parto, sin embargo hubo retraso en la toma de decisiones por parte del centro de acogida, por lo que se planificó la cirugía para el día siguiente.

Se realizó un abordaje infraumbilical por la línea media, accediendo así al saco herniario. Se exteriorizaron ambos cuernos uterinos y se liberaron dos placentas de un cuerno y una placenta  con un feto muerto del otro. Este cachorro se hallaba situado en el canal inguinal. Una vez extraídos los cachorros se redujo la hernia del anillo inguinal y se esterilizó mediante ovario-histerectomía convencional. Después se realizó el cierre del anillo inguinal con sutura no absorbible de polipropileno 2/0.

Dos cachorros nacieron vivos y uno nació muerto. De  los cachorros viables, uno presentó paladar hendido y el otro sindactilia en la extremidad anterior derecha. Tras la intervención se administró una dosis única de meloxicam, buprenorfina y metoclopramida a la madre. Los cachorros fueron alimentados con leche materna y suplementados con leche maternizada cada 2 horas, además se realizaron masajes en región perineal para estimular la defecación y micción.³ Se dio el alta 72 horas tras la intervención y el cachorro con paladar hendido falleció 24 horas tras el alta en la casa de acogida.

En la literatura veterinaria hay escasas publicaciones sobre la herniación inguinal del útero en la especie canina. Ha sido descrita la herniación de uno^4,5 y de dos cuernos uterinos⁶, con presencia de hidrómetra⁴, piómetra⁷ o un feto muerto en el útero herniado.⁵ Se ha descrito el desarrollo de la gestación en una hernia inguinal en una gata,⁸ y el diagnóstico de úteros grávidos herniados en perras sin supervivencia fetal tras la cesárea.⁹ Sólo en un caso se describió la viabilidad fetal tras la intervención quirúrgica en una teckel¹⁰ sin evidencia de malformaciones congénitas. La principal diferencia en este caso es que los fetos fueron viables a pesar de las malformaciones congénitas. La etiología de las mismas es desconocida, sin embargo estos defectos suelen ser de origen multifactorial en la especie canina: genética/hereditaria¹¹; desequilibrios maternos hormonales, minerales y de vitamina A; exposición a rayos X, tóxicos/fármacos teratogénicos, corticoides; y causas mecánicas.¹²

El acceso infraumbilical logró un abordaje por una región con menos alteraciones anatómicas; al acceder al anillo y saco entre la pared abdominal se evitó traumatizar la mama inguinal y disminuyó el impacto en el tejido mamario; Fue posible revisar el anillo inguinal contralateral. En caso de precisar realizar una laparotomía  por línea media, ya teníamos un acceso directo. Además, con una incisión cutánea era posible acceder a las dos regiones.

Es reseñable que la paciente mantuviera la gestación y la viabilidad de los fetos y que uno viviera hasta el último contacto telefónico con los adoptantes. Datos importantes como el inicio de la gestación, desarrollo fetal y momento de herniación serían interesantes para determinar si el motivo de la viabilidad de los fetos fue una herniación al final de la gestación, o si el desarrollo fuera de la cavidad abdominal podría ser la causa de las malformaciones congénitas.