La próstata es la única glándula sexual accesoria que posee el perro. Las enfermedades prostáticas incluyen hiperplasia prostática benigna (HPB), prostatitis bacteriana, abscesos prostáticos, quistes paraprostáticos y neoplasias prostáticas1. Los quistes paraprostáticos son remanentes del útero masculino llenos de líquido y, cuando se presentan, se localizan fuera del parénquima prostático2. Se forman craneolateral a la próstata y tienden a desplazar tanto la vejiga craneoventralmente o dorsalmente, como al colon dorsalmente1.
Un American Staffordshire Terrier macho entero de 7 años fue visitado por distensión abdominal aguda y dolor abdominal. Al examen físico presentaba únicamente hipertermia (39.7ºC). Se observó leucocitosis ligera y disminución de la urea. Radiográficamente se detectó una masa en abdomen caudal de opacidad tipo tejido blando (16.3x10.2cm) desplazando dorsalmente al colon y cranealmente a las asas intestinales (Figura 1, A). No se identificó la vejiga urinaria.
En la ecografía abdominal se observaron dos masas quísticas adyacentes de gran tamaño y con pared delgada y bien definida. La de mayor tamaño medía más de 16 x 10 cm. Ambas eran multicavitadas, con numerosos septos hiperecoicos irregulares (Figura 1, B). La próstata estaba aumentada de tamaño (9.5x6.6cm), heterogénea y con márgenes mal definidos. Tampoco se identificó la vejiga urinaria.
El diagnóstico diferencial incluía quiste paraprostático por acúmulo de líquido en el útero masculino, quiste de otros orígenes, absceso, hematoma o neoplasia cavitaria.
En la TC se determinó que una de ellas alcanzaba las primeras vértebras lumbares y era de gran tamaño (23.8x18x11cm), con contenido isoatenuante en relación a la orina. Tras el contraste se observó un realce de las paredes de la masa, pero no del contenido (Figura 1, B y C). En la zona caudal, la masa estaba en contacto con la próstata y se observaron otras masas con la misma atenuación, pero de menor tamaño. La próstata presentaba parénquima heterogéneo y aumento de tamaño (5.5x6.7x8.2cm) con áreas con isointenso al de las masas. En la fase venosa tardía se observó contraste en la uretra prostática y vejiga. A la altura de T13-L3 la masa provocaba una compresión de la vena cava caudal y desplazamiento dorsal de la misma.
Se propuso laparotomía exploratoria, drenaje de las masas (1.5 litros), omentalizar la próstata y orquidectomía. Histopatológicamente se determinó la presencia de quistes paraprostáticos conteniendo un trasudado puro y el tejido prostático sin alteraciones. El resultado del cultivo fue negativo. La evolución fue favorable tras la cirugía.
Los quistes paraprostáticos son poco comunes y se suelen ver en perros viejos enteros de raza grande3, aunque se han descrito dos casos de quiste paraprostático en machos castrados4. Se describió una incidencia del 1.1% en 177 perros con enfermedad prostática5, aunque otro estudio realizado en perros fallecidos por causas no prostáticas reveló una prevalencia del 76% de enfermedad prostática subclínica, siendo la hiperplasia prostática benigna la más prevalente (44.8%), seguido de prostatitis (23.6%) y neoplasia prostática (3.6%), no habiéndose encontrado una relación directa con los quistes paraprostáticos6.
Los perros con enfermedad prostática, suelen presentar signos clínicos urinarios, aunque también se han descrito problemas al defecar, signos sistémicos y ocasionalmente, alteraciones locomotoras7. Sin embargo, este caso sólo presentó distensión abdominal aguda.
En cuanto a la patogenia, se describen distintas posibilidades, un incremento anormal del tamaño de los restos embrionarios del conducto de Müller, una complicación de un hematoma prostático o un desbordamiento capsular de un quiste de retención demasiado grande8.
Radiográficamente la mineralización del quiste presenta una incidencia del 50%2 y en este caso no fue observada. Ecográficamente, los quistes paraprostáticos tienen un borde hiperecogénico con contenido hipo o anecoico, ocasionalmente con septos1 observándose más raramente una comunicación directa con el parénquima prostático8 coincidiendo con el caso.
La TC describió unos valores medios de atenuación 59.3 y 121.3 HU en pre-contraste y post contraste, respectivamente de próstata en perros sanos enteros9. En perros con HPB se han descrito valores de 56 HU pre y 84 HU en post10. En nuestro caso presentó 53 y 70 HU pre y post, respectivamente. El quiste prostático es una estructura hipoatenuante que no acumula contraste11, aunque el tejido circundante presenta una hiperatenuación12.
La TC es una técnica de diagnóstico que puede ser muy útil para complementar la información obtenida mediante ecografía y que permite una evaluación más detallada de la extensión del proceso para facilitar así la planificación quirúrgica.