Los linfomas alimentarios y la enfermedad digestiva crónica felina es frecuente en gatos de edad avanzada. El diagnóstico de las dos enfermedades puede representar un reto para el clínico. Los cambios laboratoriales y de imagen no suelen diferenciar correctamente las dos enfermedades, siendo necesario el estudio histopatológico, pruebas de PARR o citometría de flujo.