NARCOLEPSIA/CATAPLEXIA EN UN BULLDOG FRANCÉS CON MENINGOENCEFALITIS DE ORIGEN DESCONOCIDO

Tipo:
Casos clínicos
Presentación:
POSTER
Área temática:
NEUROLOGÍA Y NEUROCIRUGÍA
Instituciones:
(1) CLINICA VETERINARIA LEVANTE
Autores:
Alfredo Recio Caride (1)
Introducción:

La narcolepsia es un desorden del sueño que afecta a numerosas especies animales (perros, caballos, gatos) así como a los humanos. La enfermedad está caracterizada por somnolencia que ocurre durante la fase activa del día, sufriendo crisis de sueño, sueño entrecortado, cortas latencias de fase REM de sueño y suele ir acompañado de crisis de cataplexia o pérdida repentina de tono muscular.1Los episodios de cataplexia pueden ser provocados por estímulos positivos como la comida o el juego.2

La hipocretina es un neuropéptido que se sintetiza en el núcleo hipotalámico lateral y es responsable de mantener el estado de excitación, vigilia y apetito. Sus principales receptores se encuentran en el tronco de encéfalo, en el Locus coeruleus y el Núcleo dorsal del rafe.3

La disfunción causada por la ausencia o escasez de hipocretina o de sus receptores específicos provoca la narcolepsia.1,3

En perros se pueden presentar dos formas de narcolepsia: la congénita y la adquirida. La congénita es debida a una mutación en el receptor tipo 2 de hipocretina y ha sido descrita en razas como el Doberman, Teckel, Beagle, Labrador Retriever y el Caniche miniatura.1 La forma adquirida ha sido descrita en escasos casos, secundaria a un caso de moquillo postvacunal,4 un macroadenoma pituitario5 y más recientemente a diversas presentaciones de meningoencefalitis de origen desconocido.6,7

Debido a la dificultad en la conservación y envío de muestras de líquido cefalorraquídeo (LCR) para el análisis del nivel de hipocretina en LCR, este valor tan sólo pudo realizarse en el caso del macroadenoma hipofisario.  El nivel registrado estuvo dentro del rango normal. En todos estos casos adquiridos se estableció como posible causa desencadenante de los signos clínicos, la interferencia de la lesión causante en las vías de proyección de este neuropéptido.3-6

Descripción del caso/s clínico/s:

Fue atendido por el servicio de Neurología un perro Bulldog francés, hembra esterilizada de 18 meses de edad por un cuadro agudo progresivo de 10 días de evolución, que cursaba según la propietaria con episodios de cambios de comportamiento, falta de atención o desorientación. Más recientemente el perro comenzó a mostrar crisis repentinas de hipersomnia acompañadas de colapsos musculares con flacidez generalizada que le duraban pocos segundos. Durante las crisis, el perro no mostraba signos autonómicos y tras estos episodios se recuperaba inmediatamente.

Los exámenes físico y ortopédico fueron normales. El examen neurológico no mostró ninguna alteración, pero durante la visita pudimos ser testigos de varios episodios de crisis de sueño espontáneo con atonía muscular y flacidez generalizada, que duraban pocos segundos y que parecían poder provocarse durante los momentos de mayor excitación del animal. Dichos signos fueron considerados compatibles con crisis de narcolepsia/cataplexia.

De acuerdo con los signos neurológicos observados, se consideró una localización de la lesión en el eje hipotálamo-tronco de encéfalo, por una posible afectación del sistema hipocretinergico. El diagnóstico diferencial incluyó lesiones neoplásicas, inflamatorias/infecciosas y menos probablemente enfermedades congénitas.

Los análisis sanguíneos (incluyendo electrolitos y creatinquinasa), radiografías de tórax y ecografía abdominal fueron normales. El test genético para la detección de la mutación del receptor tipo 2 para la hipocretina (CANARC), resultó negativo. Se realizó una resonancia craneal en donde no se apreciaron lesiones evidentes. En la extracción (en cisterna magna) y análisis de LCR se evidenció una leve pleocitosis de 25 glóbulos blancos/microlitro, con presencia de células mononucleadas, predominantemente linfocitos y en menor número monocitos. Las proteínas totales en el LCR fueron de 36 mg/dL. Se realizaron pruebas de reacción en cadena de polimerasa (PCR) para Toxoplasma y Neospora que fueron negativas.

En base a los resultados obtenidos y teniendo en cuenta la raza, edad, aparición y curso de los signos clínicos y exclusión de enfermedades infecciosas, se consideró como diagnóstico presuntivo el de una narcolepsia/cataplexia secundaria a una meningoencefalitis de origen desconocido.

Se propuso una terapia combinada con predisona a dosis inmunosupresoras (1 mg/kg/12 horas) combinada con citarabina (50 mg/m2 cada 12 horas en dos días y sesiones de repetición en 3 semanas) con intención de reducir gradualmente las dosis de corticoides en sucesivos meses. No obstante, la dueña rehusó a la administración de citarabina, por lo que se optó por una monoterapia inmunosupresora con prednisona a dosis de 1 mg/kg/12 horas y posterior reducción de la dosis de aproximadamente un 25% cada 4-6 semanas, según la evolución. Con el objetivo de prevenir efectos gastroentéricos secundarios al uso de prednisona, se añadió omeprazol a dosis de 1 mg/kg/24 h.

Tras 48 horas de tratamiento, el paciente dejó de mostrar las crisis de narcolepsia/cataplexia y tras 4 meses de tratamiento y una dosis actual de 0,25 mg/kg/12 horas, el paciente no ha mostrado ninguna recidiva de los signos clínicos. 

Discusión y conclusiones:

La narcolepsia adquirida en perros ha sido reportada en muy pocos casos, siendo secundaria a lesiones neoplásicas e inflamatorias y en un caso anterior, relacionado con un cuadro de moquillo post-vacunal.4-7 Recientemente ha sido publicado un artículo sobre 8 casos de narcolepsia adquirida en el que 7 de los 8 casos eran de raza Bulldog francés.7 De estos casos algunos de ellos mostraron signos compatibles con meningoencefalitis de origen desconocida. Algunos de estos pacientes recibieron una terapia combinada inmunosupresora junto con tratamiento contra la narcolepsia (Imipramina).

En el caso que presentamos, la presentación, curso clínico así como la edad y raza, hacían podo probables las causas congénitas como desencadenantes del cuadro de narcolepsia. Los únicos signos neurológicos que presentaba el paciente con diagnóstico presuntivo de meningoencefalitis de origen desconocida, fueron las crisis de narcolepsia/cataplexia. 

Se optó por la terapia inmunosupresora únicamente, obteniendo una resolución de los signos clínicos inmediata que ha perdurado durante el tiempo que el paciente continúa con el tratamiento de su enfermedad de base. Esta respuesta positiva, coincide con la publicada en artículos previos, en donde se confirmó igualmente que el tratamiento de la enfermedad causante, puede hacer innecesario en algunos casos el uso de terapias específicas contra la narcolepsia.

Por último, aunque el número de casos publicado hasta el momento es aún limitado, la publicación de este nuevo caso se suma a los previamente descritos en esta raza, lo cual hace sospechar que podría haber una predisposición en el Bulldog francés a padecer narcolepsia/cataplexia adquirida. No obstante, esta afirmación precisará de futuras publicaciones y estudios que puedan apoyar de una manera más concluyente esta sospecha.

Bibliografía:

1.Mondino A, Delucchi L, Moeser A, Cerdá-Gonzalez S, Vanini G. Sleep disorders in dogs: a Pathophysiological and Clinical Review. Topics in Companion An Med 2021 Jun;43:100516. 

2.Tonokura M, Fujita K, Nishino S. Review of pathophysiology and clinical     management of narcolepsy in dogs. Vet Rec 2007; 161:375–380

3.Mieda M. The roles of orexins in sleep/wake regulation. Neurosci Res 2017 May;118:56-65

4.Cantile C, Baroni M, Arispici M. A case of narcolepsy-cataplexy associated with distemper encephalitis. Zentral bl Veterinarmed A. 1999;46:301-308

5.Schmid S, Hodshon A, Olin S, Pfeiffer I, Hecht S. Pituitary Macrotumor Causing Narcolepsy-Cataplexy in a Dachshund. J Vet Intern Med 2017 Mar;31(2):545-549

6.Mari L, Shea A. Symptomatic Narcolepsy/Cataplexy in a Dog with Brainstem Meningoencephalitis of Unknown Origin. J Am Anim Hosp Assoc. Mar/Apr 2020;56(2)

7.Santifort KM et al. Suspected acquired narcolepsy in 8 dogs. J Vet Intern Med 2021 May;35(3):1448-1454