DIAGNÓSTICO Y RESOLUCIÓN QUIRÚRGICA DE UN ADENOCARCINOMA INTESTINAL EN UN LOBO GRIS (CANIS LUPUS OCCIDENTALIS)

Tipo:
Casos clínicos
Presentación:
POSTER
Área temática:
CIRUGÍA Y TEJIDOS BLANDOS (GECIRA)
Instituciones:
(1) Hospital Veterinario VETSIA
(2) Zoo de Madrid
Autores:
Samuel Rico Holgado (1)
Eva Martínez Nevado (2)
Ignacio Calvo (1)
Hernán Fominaya García (1)
Introducción:

Los adenocarcinomas gastrointestinales son tumores de baja prevalencia en perros1,2, localizándose más comúnmente en el intestino grueso.3 Estos tumores epiteliales generalmente se muestran en estadios iniciales como estructuras polipoide del tracto digestivo4, pudiendo variar su morfología en una enfermedad más avanzada. La tasa de metástasis es superior al 50% en el momento del diagnóstico, siendo más frecuente la diseminación a linfonodos locales, omento, mesenterio y peritoneo.1,5

Dichos tumores se manifiestan con síntomas digestivos como vómitos, diarreas, anorexia y pérdida de peso.1–3,5,6 En casos avanzados, el crecimiento del tumor provoca la estenosis de la luz intestinal junto con un cuadro sintomático de obstrucción. El tratamiento de elección es la cirugía, presentando un tiempo medio de supervivencia de hasta 32 meses tras la resección completa y ausencia de metástasis.5

A continuación, se describe el diagnóstico y tratamiento quirúrgico de un adenocarcinoma intestinal en un lobo gris (Canis lupus occidentalis).  

Descripción del caso/s clínico/s:

Un ejemplar de lobo gris, macho entero de 5 años y procedente del Zoo de Madrid, acude al H.V. Vetsia por un cuadro de hiporexia, decaimiento, estreñimiento con heces oscuras y pérdida de peso progresiva de 2 meses de evolución. El examen clínico, bajo sedación, reveló una condición corporal 2/9 y una amiotrofia generalizada. La ecografía abdominal evidenció una obstrucción mecánica parcial en yeyuno medio debido a un engrosamiento concéntrico del asa afectada, con pérdida de la estratificación y dilatación craneal, siendo el diagnóstico más probable un proceso neoplásico (Foto 1). El análisis sanguíneo mostró exclusivamente una anemia del 25% de hematocrito.   

Dado los síntomas y hallazgos se realizó una laparotomía exploratoria que evidenció una lesión anular de 3 centímetros de longitud que, por aumento marcado del grosor y consistencia de la pared, provocaba una estenosis obstructiva a nivel de yeyuno medio (Foto 2a). No se observaron hallazgos relevantes en el resto de la exploración. Se realizó una enterectomía del segmento afectado junto con 3 centímetros de márgenes laterales a la lesión. El cierre intestinal se llevó a cabo mediante una anastomosis termino-terminal con un patrón continuo simple con polidioxanona (Monoplus®, Braun), sutura monofilamento absorbible de larga duración (Foto 2b). Tras el lavado y omentalización de la incisión intestinal se realizó el cierre convencional de la pared abdominal junto con un patrón intradérmico de la piel. De manera perioperatoria se administró cefazolina (Cefazolina Normon®, Normon) como terapia antibiótica de cobertura.

Tras la cirugía se mantuvo en un dormitorio de hospitalización con un tratamiento médico basado en fluidoterapia intravenosa con suero cristaloide, antibioterapia (cefovecina (Convenia®, Zoetis)) y analgesia (buprenorfina (Bupredine®, Dechra)), y una monitorización del consumo de agua y comida. Cuarenta y ocho horas después de la intervención, y tras una evolución desfavorable, el paciente falleció.

El estudio histopatológico de la lesión reveló la presencia de un adenocarcinoma intestinal infiltrativo sin extensión a los márgenes de la pieza remitida.

La necropsia del paciente que no evidenció dehiscencia de la sutura en la zona quirúrgica. Sin embargo, se observaron varias lesiones multiorgánicas compatibles con un proceso septicémico generalizado.

Discusión y conclusiones:

A conocimientos de los autores no existe ningún documento que detalle el diagnóstico y tratamiento de un tumor epitelial intestinal en una subespecie de Canis lupus distinta a los cánidos domésticos. De este modo, y basándonos en la bibliografía actual, se han descrito casos de adenocarcinoma intestinal en perros jóvenes como nuestro paciente, aunque la edad media de aparición es de 9 años o superior.1,2,4 En cuanto a la localización, en perros se ha descrito una mayor predisposición en el intestino grueso.2–4 Sin embargo, cuando afecta al intestino delgado, y como ocurre en nuestro paciente, el yeyuno es el tramo más comúnmente afectado.1,5

Como han descrito otros autores, los síntomas presentes en nuestro lobo son los más comunes en esta patología.1–3,5,6

En cuanto a las pruebas diagnósticas, la ecografía es el mejor método no invasivo para diagnosticar tumores gastrointestinales.1,5 El 38% de los casos llevados a estudio por Smith et al. presentan una imagen de obstrucción similar a la observada en nuestro paciente. De igual manera, la anemia observada en nuestro paciente es otro signo clínico visto en más del 30% de los pacientes de otros estudios, generalmente asociado a sangrado digestivo crónico.1,6

La cirugía es el método terapéutico de elección ante obstrucciones intestinales secundarias a tumores. En los adenocarcinomas intestinales se recomienda la aplicación de márgenes de 5 centímetros junto con la biopsia del ganglio mesentérico local, principal localización de metástasis.7 Se ha descrito una incidencia metastática de hasta el 50% en el momento del diagnóstico1, y del 100% en tumores de morfología no polipoide4. En nuestro caso no se evidenció metástasis local o a distancia en ninguno de los órganos llevados a estudio histopatológico post mortem. De ese mismo modo, se descartó la dehiscencia de la sutura intestinal y la consiguiente peritonitis séptica como posible causa del fallecimiento del paciente. Esta complicación está asociada a una incidencia entre el 7 y el 16% para este tipo de intervenciones.8

Se ha descrito un tiempo medio de supervivencia para los adenocarcinomas intestinales de hasta 32 meses en pacientes libres de metástasis, disminuyendo considerablemente en presencia de enfermedad metastática.1,5

Por otro lado, existen controversias sobre el uso de quimioterápicos como terapia coadyuvante a esta patología en relación al aumento del pronóstico de vida. Debido al tipo de paciente y el difícil manejo que hubiera requerido durante el seguimiento clínico, el uso de quimioterapia habría tenido ciertas limitaciones. La posibilidad de no haber recurrido a este tipo de terapia podría haber sido apoyado por lo descrito por Smith et al., quienes no observaron una mejora en los tiempos de supervivencia con el uso de quimioterapia.

Por último, la realización de una enterectomía en un animal doméstico con estas alteraciones hubiera requerido una hospitalización intensiva. De nuevo, debido al tipo de paciente se intentó llevar a cabo un postquirúrgico adaptado al mismo. Esto, junto con el rápido deterioro físico y complicaciones de la intervención, consideramos que pudo precipitar la translocación bacteriana que desarrolló la septicemia y posible fallo multiorgánico evidenciado en la necropsia. Estas alteraciones han sido descritas ante fenómenos de isquemia y reperfusión intestinal tanto en medicina humana como en ensayos clínicos veterinarios.9,10

Como conclusión, este caso muestra la presencia de un adenocarcinoma intestinal en un lobo gris (Canis lupus occidentalis) y la complicación asociada a la cronicidad del proceso y manejo médico-quirúrgico llevado a cabo. 
Bibliografía:

1.          Crawshaw J, Berg J, Sardinas JC, et al. Prognosis for dogs with nonlymphomatous, small Intestinal tumors treated by surgical excision. J Am Anim Hosp Assoc. 1998;34:451-456.

2.          Ohmi A, Ohno K, Chambers JK, et al. Clinical and histopathological features and prognosis of gastrointestinal adenocarcinomas in jack russell terriers. J Vet Med Sci. 2021;83(2):167-173. doi:10.1292/jvms.20-0421

3.          Patnaik AK, Hurvitz AI, Johnson GF. Canine intestinal adenocarcinoma and carcinoid. Vet Pathol. 1980;17:149-163.

4.          Saito T, Nibe K, Chambers JK, et al. A histopathological study on spontaneous gastrointestinal epithelial tumors in dogs. J Toxicol Pathol. 2020;33(2):105-113. doi:10.1293/tox.2019-0076

5.          Smith AA, Frimberger AE, Moore AS. Retrospective study of survival time and prognostic factors for dogs with small intestinal adenocarcinoma trated by tumor excision with or without adjuvant chemotherapy. J Amerincan Vet Med Assoc. 2019;254(2):243-250.

6.          Paoloni MC, Penninck DG, Moore AS. Ultrasonographic and clinicopathologic finding in 21 dogs with intestinal adenocarcinoma. Veterinav Radiol Ultrasound. 2002;43(6):562-567.

7.          Rogatko CP, Baltzer WI, Tennant R. Preoperative low level laser therapy in dogs undergoing tibial plateau levelling osteotomy: A blinded, prospective, randomized clinical trial. Vet Comp Orthop Traumatol. 2017;1:46-53. doi:10.3415/VCOT-15-12-0198

8.          Giuffrida MA, Brown DC. Small Intestine. In: Veterinary Surgery: Small Animal. 2nd Editio. Elsevier Inc.; 2018:1732-1760.

9.          MacFie J. Current status of bacterial translocation as a cause of surgical sepsis. Br Med Bull. 2004;71:1-11. doi:10.1093/bmb/ldh029

10.        Zhi-Yong S, Yuan-Lin D, Xiao-Hong W. Bacterial translocation and multiple system organ failure on bowel ischemia and reperfusion. J Trauma. 1992;32(2):148-153.