ALOPECIA AREATA CANINA MULTIFOCAL, A PROPÓSITO DE UN CASO CLÍNICO.

Tipo:
Casos clínicos
Presentación:
POSTER
Área temática:
DERMATOLOGÍA (GEDA)
Instituciones:
(1) Skinpet
Autores:
Judith Pérez Gaviro (1)
María Pérez-Aranda Redondo (1)
César Yotti Álvarez (1)
Introducción:

La alopecia areata es una enfermedad autoinmune mediada por células T muy poco frecuente en la especie canina y descrita de manera anecdótica en otros mamíferos (gatos1, caballos2, vacas3 y primates).

Se considera a la enfermedad canina un buen homólogo de la enfermedad humana cuya incidencia es de aproximadamente de un dos por ciento. Se han descrito grandes similitudes en la presentación clínica, hallazgos histopatológicos y características inmunológicas entre ambas4.

La etiopatogenia no se conoce con precisión, pero se postula un origen autoinmune celular y humoral5. Se han encontrado linfocitos T citotóxicos (CD4+ y CD8+) alrededor de los bulbos de los folículos pilosos afectados. Además, mediante estudios de inmunofluorescencia, se han determinado un grupo heterogéneo de autoanticuerpos antifoliculares de clase IgG. Se ha mostrado que los anticuerpos están dirigidos al bulbo piloso, siendo la tricohialina4 el antígeno blanco mayor en perros. También se sospecha que los melanocitos del bulbo capilar pueden ser blanco antigénico ya que muchas veces se ven afectados pelos de color oscuro y la leucotriquia es una secuela común.

El cuadro clínico canino más habitual es la alopecia areata focal (AAF) que se caracteriza por alopecias multifocales de distribución principalmente facial (puente nasal y zona periocular) aunque también pueden verse afectadas las extremidades4. Un reporte6 anecdótico describe un cuadro de alopecia generalizada, denominada alopecia areata universalis (AAU).

El diagnóstico definitivo se realiza mediante biopsia cutánea, aunque la tricoscopia puede revelar raíces con un aspecto característico de “signo de exclamación”. El estudio histopatológico se caracteriza por un infiltrado inflamatorio linfocítico en la región peribulbar que afecta mayoritariamente a folículos en anagen. Ocasionalmente se observa incontinencia pigmentaria3 y mucinosis folicular.

En las escasas referencias bibliográficas se describe hasta un 60% de resolución espontánea4 del cuadro que puede tardar meses o incluso años. Los tratamientos con dosis inmunosupresosas de prednisona o ciclosporina7 suelen ser eficaces y, a menudo, el pelo que crece suele ser de un color más claro. Otras opciones terapéuticas anecdóticas incluyen corticoides tópicos o intralesionales y el uso de minoxidil tópico.

Descripción del caso/s clínico/s:

Acudió a consulta un canino mestizo de bóxer, macho entero, de tres años y medio de edad y 27kg de peso.

El motivo de consulta fue la pérdida progresiva de pelo en ambos pabellones auriculares de dos meses de evolución y la aparición reciente de tres alopecias circulares en la zona lumbar derecha.  El paciente no manifestaba prurito.

Dos meses antes del inicio del cuadro había recibido la vacuna de rabia (Eurican R-Boehringer Ingelheim ®) y desparasitación interna oral con milbemicina oxima y prazicuantel (Milbemax-Elanco ®).

Era alimentado con diversas marcas de pienso comercial, no convivía con más animales y los cuidadores no presentaban lesiones.

El examen general no reveló ninguna alteración reseñable.

En la exploración dermatológica se observó hipotricosis difusa en cara externa de ambos pabellones auriculares, alopecia multifocal en zona facial y tres alopecias circulares en la zona lumbosacra derecha.

Como posible diagnóstico diferencial se consideró demodicosis, dermatofitosis, foliculitis bacteriana, alopecia areata, dermatopatía isquémica, adenitis sebácea y pseudopelade.

Se realizó una tricoscopia que mostró un mayor porcentaje de pelos en fase telógena, no se observaron formas parasitarias ni alteraciones de la estructura corticomedular del pelo. El estudio mediante lámpara de Wood fue negativo.

Mediante raspado profundo se descartó la presencia de formas parasitarias. En la muestra de citología tomada por impronta se observaron escasos corneocitos, ausencia de población inflamatoria y no se evidenciaron elementos infecciosos bacterianos ni fúngicos.

Tras realizar un cultivo DTM cuyo resultado fue negativo se realizó bajo sedación y anestesia local una biopsia cutánea.

El estudio histopatológico describió una leve hiperqueratosis ortoqueratótica difusa en epidermis. Queratosis infundibular moderada y difusa con atrofia folicular focal. En dermis profunda se observaron bulbos en anagén con moderada infiltración inflamatoria, vacuolización y picnosis de queratinocitos a nivel bulbar y apoptosis. Se detectó un moderado infiltrado inflamatorio peribulbar formado por linfocitos, células plasmáticas y macrófagos, alguno de ellos con pigmento melánico en su interior. Las glándulas sebáceas no presentaban alteraciones significativas.

Los resultados de las pruebas realizadas fueron compatibles con un diagnóstico definitivo de alopecia areata.

Tras dos semanas de tratamiento con ciclosporina oral a 5mg/kg cada 24 horas (Cyclavance-Virbac®) se observó una mejoría parcial, con inicio de crecimiento de pelo en pabellones auriculares, ausencia de lesiones nuevas y persistencia de las alopecias en la zona lumbosacra.

Se mantuvo la misma pauta durante tres semanas más lo que produjo una regresión completa del cuadro clínico, todas las lesiones estaban cubiertas de pelo y no se observaron cambios en la coloración del mismo.

Tanto la frecuencia como la dosis de administración se fueron reduciendo progresivamente hasta alcanzar la dosis actual de 3.3mg/kg cada 72 horas.

Discusión y conclusiones:

Aunque la alopecia areata canina es una enfermedad poco frecuente, se debe incluir en el diagnóstico diferencial en un paciente con alopecia multifocal.

La edad media de presentación son cinco años4 y los signos clínicos incluyen alopecia, hiperpigmentación cutánea y leucotriquia que suelen aparecen en la zona facial para extenderse posteriormente a pabellones auriculares y extremidades. Se ha reportado un caso8 de traquioniquia en un perro con alopecia areata, signo clínico frecuente en medicina humana.

En el caso descrito el paciente desarrolló lesiones alopécicas a una edad más temprana, comenzando por la zona facial y las orejas para después extenderse a la zona lumbar. No se vieron afectadas las extremidades ni las uñas y no se observó hiperpigmentación cutánea.

El resultado del estudio histopatológico fue concluyente con un diagnóstico definitivo de alopecia areata al presentar grandes similitudes con los casos descritos en bibliografía.

La respuesta al tratamiento con ciclosporina fue satisfactoria en pocas semanas, pero no se puede descartar una resolución espontánea. Es frecuente que se observen cambios en la coloración del pelo durante la regresión del cuadro, hecho que no ocurrió en nuestro paciente.

Recientemente se han reportado prometedores resultados en el uso de inhibidores de la Janus-Kinasa, tanto orales como tópicos, en el tratamiento de alopecia areata en humanos9. Sería de gran interés explorar esta opción terapéutica en medicina veterinaria.

Bibliografía:

-(1): Power, H. T., Olivry, T., Woo, J., & Moore, P. F. (1998). Novel feline alopecia areata-like dermatosis: cytotoxic T lymphocytes target the follicular isthmus.

-(2): Colombo, S., Keen, J. A., Brownstein, D. G., Rhind, S. M., McGorum, B. C., & Hill, P. B. (2004). Alopecia areata with lymphocytic mural folliculitis affecting the isthmus in a thoroughbred mare. Veterinary dermatology15(4), 260-265.

-(3): Timm, K., Rüfenacht, S., Von Tscharner, C., et al. (2010). Alopecia areata in Eringer cows. Veterinary dermatology21(6), 545-553.

-(4): Tobin, D. J., Gardner, S. H., Luther, P. B., et al. (2003). A natural canine homologue of alopecia areata in humans. British Journal of Dermatology149(5), 938-950.

-(5): Olivry, T., Moore, P. F., Naydan, D. K., et al (1996). Antifollicular cell‐mediated and humoral immunity in canine alopecia areata. Veterinary Dermatology7(2), 67-79.

-(6): Ginel, P. J., Blanco, B., Pérez‐Aranda, M., et al (2015). Alopecia areata universalis in a dog. Veterinary dermatology26(5), 379-e87.

-(7): Noli, C., & Toma, S. (2006). Three cases of immune‐mediated adnexal skin disease treated with cyclosporin. Veterinary dermatology17(1), 85-92.

-(8): Jonghe, D. (1999). Trachyonychia associated with alopecia areata in a Rhodesian Ridgeback. Veterinary Dermatology10(2), 123-126.

-(9): Willems, A., & Sinclair, R. (2021). Alopecias in humans: biology, pathomechanisms and emerging therapies. Veterinary Dermatology32(6), 596-e159.