El linfoma es la neoplasia hematopoyética más frecuente en gatos1,2,3,4. Su forma cutánea es poco habitual y se diferencia entre epiteliotropa y no-epiteliotropa. La presentación clínica puede ser variada, desde pápulas hasta engrosamientos cutáneos focales4. Las opciones terapéuticas incluyen quimioterapia, radioterapia y/o cirugía y el pronóstico es reservado2,3,4. A continuación se describe el caso clínico de un gato con linfoma tarsal (LTFe) tratado con amputación, seguida de quimioterapia y con supervivencia prolongada.
El linfoma es la neoplasia hematopoyética mas frecuente en los gatos1,2,3,4. Antiguamente los gatos afectados eran jóvenes, FeLV positivos y con presentaciones mediastínicas y multicéntricas2,4. En la actualidad, la forma intestinal es la más frecuente y edad suele ser entre los 10-12 años2. La presentación cutánea es poco frecuente. Su etiología es desconocida y no parece haber una correlación con traumas previos o estado retroviral4.
Los linfomas cutáneos se diferencian entre epiteliotropos y no-epiteliotropos, siendo su aparición clínica similar. En gatos la forma no-epiteliotropa es la más frecuente siendo los presentaciones epitelotropas anecdóticas2,4. La forma epiteliotropa suele ser de fenotipo T mientras que el no-epiteliotropo lo es tanto T como B4. En el trabajo de Burr HD et al., donde se analizaron 23 casos de LTFe, describen que la mayoría son no-epiteliotropos, de alto grado y fenotipo B. Por contra, la histopatología de nuestro caso revela un linfoma cutáneo no-epiteliotropo pero de fenotipo T.
En este mismo estudio4 se reporta una predilección por la extremidad posterior derecha (65%), al contrario que en nuestro caso. Las alteraciones analíticas más frecuentes suelen ser anemia y no se asocian a retrovirus4, hallazgos similares al de nuestro paciente.
Se puede presentar como lesiones alopécicas, eritematosas, papulares, costrosas, úlceras o placas de aparición solitaria o difusa2,4. Una presentación frecuente es la de una masa subcutánea en la zona tarsal4. En ninguno de los casos referenciados en la bibliografía se reportan fracturas y/o luxaciones patológicas, complicaciones que sí aparecieron en nuestro paciente a las pocas semanas de iniciar el tratamiento.
En cuanto al tratamiento, no se ha estandarizado debido por el bajo número de casos reportados. Se han descrito los corticoesteroides, quimioterapia, cirugía o radioterapia1,2,3,4. La resección completa de la extremidad ha sido recomendada y, según Waite et al. y Burr HD et al., 3 gatos tratados así se mantuvieron libres de enfermedad durante 56, 350 y 525 días. Sin embargo, es importante realizar un estadiaje completo antes de optar por ello.
La quimioterapia suele ser el tratamiento indicado para la mayoría de linfomas1,2. Los protocolos recomendados son el COP y CHOP. CHOP presenta una tasa de respuesta de 39-79% con supervivencias de hasta 239 días, muy similar al COP, siendo la respuesta el tratamiento el principal factor pronóstico1,2. Resulta importante valorar la quimioterapia adyuvante, en esta presentación, ya que un 56% de los pacientes presentaron metástasis en el momento de la muerte4. Se pueden considerar protocolos como el COP, CHOP, MOPP o doxorrubicina1,2,4. En concreto, se ha reportado una supervivencia media de 190 días usando CHOP4, siendo casi el doble en nuestro caso y con protocolo COP.
Para concluir, es importante tener en cuenta el diagnóstico diferencial de linfoma cutáneo en cualquier masa periarticular tarsal en gatos. Le opción terapeútica dependerá del estadío pero estará recomendado realizar una terapia multimodal. A conocimiento de los autores, es el primer caso de LTFe asociado a fractura patológica y luxación descrito en la literatura. Además, es uno de los pocos casos existentes donde el linfoma se presenta como epiteliotropo.