Los tumores de las glándulas salivales representan solo el 0.6% de todos los tumores felinos1. La edad media de presentación en esta especie es de 13 años2. Se ha informado que la mayoría de los tumores salivales felinos son malignos, y los adenocarcinomas representan el 77-79% de los tumores salivales1,2. Un diagnóstico precoz mejora significativamente los tiempos de supervivencia en perros, pero no en gatos2 en los que se ha notificado que pueden ser extremadamente agresivos y hacer metástasis rápidamente3. Los tiempos de supervivencia de más de un año han sido comunicados en algunos casos, si bien desconocemos si lo ha sido para neoplasias de glándulas salivales mayores. No obstante, el control quirúrgico del tumor juega un papel fundamental2.
Los tumores de glándulas salivales rara vez es notificado en las glándulas salivales menores. Su infrecuente descripción o incidencia real hace que se precisen más estudios para determinar tanto la incidencia como el comportamiento biológico real y las opciones terapéuticas más adecuadas para esta enfermedad2.
Se presentó en consulta una gata común europea de 13 años con una lesión a nivel de los primeros premorales de la mandíbula izquierda, ocupando una extensión de 2,5 cm y rodeada de un componente inflamatorio muy significativo, que había producido un gravísimo deterioro en el estado general de la gata. Se realizaron dos biopsias sin diagnóstico concluyente pero sí se observó un crecimiento de la lesión en la segunda de ellas, por lo que se recomendó una cirugía pronta para poder conseguir márgenes quirúrgicos.
Tras la resección quirúrgica el diagnóstico fue de adenocarcinoma de origen salival, describiéndose en el informe histopatológico que la lesión se presenta rodeada de células de glándulas salivales diseminadas, extendiéndose hacia zonas más profundas. Además, se describe moderada anisocitosis y anisocariosis y un elevado índice mitótico (12 mitosis en 10 campos de 40X). Por otro lado, la lesión se acompaña de ulceración de la superficie mucosa y, por debajo de la misma, se observan numerosos neutrófilos, linfocitos y células plasmáticas en la lámina propia, rodeando los vasos sanguíneos congestivos. Por último, se observa infiltración marcada en el hueso mandibular subyacente a la lesión. Los márgenes óseos rostral y caudal estaban libres de células neoplásicas, y entre los márgenes de tejido blando neoplásico y el tejido sano, solo se observó la reacción inflamatoria descrita, por lo que se consideró resección completa.
Aunque se colocó una sonda de esofagostomía, la paciente comenzó a ser alimentada a las 24 horas y no presentó ninguna otra complicación relacionada durante el periodo de seguimiento (275 días).