El mucocele biliar (MB) se considera una de las causas más frecuentes de enfermedad biliar extrahepática en el perro,1-3 caracterizándose por un acúmulo anormal de bilis espesa y moco en el interior de la vesícula biliar (VB)1,2,4,5 lo cual produce la distensión de la misma, resultando en diferentes grados de obstrucción del conducto biliar común. La expansión progresiva de la VB a menudo conlleva la necrosis de la pared pudiendo provocar una rotura de esta y una consiguiente peritonitis biliar.1-4
La ecografía es la técnica más empleada para el diagnóstico del MB, ya que es poco invasiva y altamente sensible. El principal hallazgo ecográfico que se observa es la presencia de contenido ecogénico inmóvil en el interior de la luz de la VB, que puede tener diferentes patrones ecográficos. Además, también podemos visualizar engrosamiento de la pared y distensión de la VB.4,5 Si la VB se encuentra perforada se pueden observar otras alteraciones ecográficas como una pérdida de la continuidad de la pared, un aumento de ecogenicidad de la grasa adyacente y la presencia de líquido libre abdominal. Sin embargo, los datos publicados sobre la sensibilidad de la ecografía para la detección de la rotura de la VB son bastante dispares.2,3
El objetivo de este trabajo es evaluar la sensibilidad y especificidad de la ecografía para el diagnóstico de rotura de MB en el perro. Nuestra hipótesis es que hay hallazgos ecográficos que son altamente específicos de rotura de la VB, siendo la ecografía un buen método para el diagnóstico de rotura de la VB.
Este es un estudio retrospectivo donde se revisaron las fichas clínicas de todos los pacientes a los cuales se les diagnosticó MB mediante ecografía desde abril de 2011 a diciembre de 2021. Como criterios de inclusión todos los animales además de disponer de una ecografía abdominal debían de haber sido sometidos a una colecistectomía como tratamiento y tener un estudio histopatológico de la pared de la VB para confirmar el diagnóstico de MB.
Los datos recopilados de cada paciente fueron: raza, edad, sexo y peso. En el estudio ecográfico se revisaron las alteraciones de la VB (clasificación del tipo de MB (Tipo I: contenido ecogénico inmóvil, tipo II: estriado, tipo III: estrellado, tipo IV: estrellado-kiwi, tipo V: kiwi), continuidad y grosor de la pared (se consideró engrosada si medía >2 mm)), de las vías biliares (dilatación de los conductos intra y extrahepáticos), del hígado (ecogenicidad, tamaño, márgenes y alteraciones focales del parénquima hepático), de los tejidos adyacentes (ecogenicidad de la grasa próxima a la VB y a las vías biliares), y la presencia de líquido libre abdominal.
Según los hallazgos ecográficos se realizó un diagnóstico ecográfico de MB perforado o no perforado.
El estudio ecográfico se realizó con un equipo Esaote MyLabEight exp empleándose una sonda microconvex de 3-8 MHz.
Se recopilaron los datos observados durante la cirugía confirmando si había o no perforación de la VB, así como el análisis histopatológico donde se verificó el diagnóstico de MB. Posteriormente se comparó el diagnostico ecográfico con el observado en la cirugía.
Se realizó un estudio estadístico descriptivo de los hallazgos ecográficos en Excel y se calculó la sensibilidad, especificad y valor predictivo positivo (VPP) de la ecografía con el fin de determinar la precisión del diagnóstico de la misma para la correcta clasificación de MB perforado y no perforado.
En el estudio se incluyeron 18 perros que cumplían todos los criterios de inclusión, de los cuales 9 eran hembras y 9 machos, la edad media fue de 6,65 años (rango de 1 - 13 años) y el peso medio fue de 9,7 kg (rango de 1,9 - 17,6 kg) siendo la raza más representada el Yorkshire terrier con el 38,9% (7/18).
Según los hallazgos ecográficos se diagnosticó perforación de la VB en 4/18 perros, de los cuales 3/18 (16,7%) fueron confirmados quirúrgicamente, por lo que se obtuvo una sensibilidad del 100%, una especificidad del 93% y un VPP del 75%. En el resto de los pacientes, se diagnosticó MB no perforado, aunque en 5 casos se consideró que podía haber una alteración de la permeabilidad de la pared.
El tipo de MB más frecuente fue el tipo I (33%), seguido del tipo II (22%), el tipo IV y V (17%) y por último del tipo III (11%). Los animales con perforación de la VB pertenecían a los tipos I, IV y V no encontrándose relación entre el tipo de MB y la perforación de la VB.
El porcentaje de los signos ecográficos observados en los pacientes perforados y no perforados se recoge en la Tabla 1. Todos los pacientes con la VB perforada presentaron distensión vesical, engrosamiento y discontinuidad de la pared, aumento de ecogenicidad del tejido adyacente, líquido libre y parénquima hepático hipoecogénico, encontrándose en el 66,7% (2/3) dilatación del conducto biliar común.
El hallazgo ecográfico que se observó con un mayor porcentaje de especificidad en los pacientes con mucocele perforado fue la presencia de líquido libre (93%), seguida del parénquima hepático hipoecogénico (87%), de la discontinuidad de la pared (79%) y el engrosamiento de la pared (71%).
La rotura de la VB en perros con MB es potencialmente mortal,3 por lo que es imprescindible realizar un diagnóstico rápido y certero. En este estudio la ecografía ha mostrado una alta sensibilidad y especificidad para el diagnóstico de rotura de la VB en los casos de MB,2 en desacuerdo con otro estudio donde se obtuvieron valores de sensibilidad más bajos 56%.3
El signo ecográfico más específico en este estudio de rotura de la VB con MB fue la presencia de líquido libre alrededor de la misma.6
La principal limitación fue el reducido número de pacientes incluidos en el trabajo, lo cual puede influir en los resultados estadísticos del estudio.
En conclusión, la ecografía es una técnica sensible y específica para el diagnóstico de rotura de la VB a consecuencia de MB cumpliéndose la hipótesis planteada por los autores referente a la presencia de signos ecográficos altamente específicos de rotura de la VB.