CANDIDIASIS BILIAR EN UN GATO

Tipo:
Casos clínicos
Presentación:
POSTER
Área temática:
MEDICINA INTERNA
Instituciones:
(1) Hospital veterinario Puchol
Autores:
Patricia Gómez Gómez-Díaz (1)
Ángela Bargueño Batres (1)
Amaya Segarra Larrazabal (1)
Isabel Rodríguez Piñeiro (1)
Introducción:

Las infecciones por Candida spp, sobre todo a nivel de la cavidad oral y del tracto urogenital, aparecen de forma frecuente en medicina humana, pero en animales domésticos son raras y generalmente limitadas al tracto urinario inferior de animales inmunocomprometidos 1.

Se han descrito recientemente casos de candidiasis pancreática (Candida glabrata)2 y candidiasis biliar (Candida albicans) 3 en dos gatos no inmunocomprometidos. 

Descripción del caso/s clínico/s:

Se presentó en consulta una gata indoor estricta, hembra esterilizada de 12 años, remitida por su centro veterinario por cuadro de vómitos de 24 horas de evolución. Nunca se le habían realizado pruebas de leucemia ni inmunodeficiencia felina (FeLV/FIV), aunque no convivía con más animales ni había tenido contactos previos. No estaba vacunada al día, pero sí correctamente desparasitada. Tampoco había recibido medicaciones recientemente y su estado clínico había sido bueno hasta la actualidad.

En la consulta la paciente se mostraba decaída y durante la exploración física general las únicas alteraciones significativas fueron leve molestia abdominal y moderada deshidratación.

En el análisis sanguíneo únicamente se apreció una elevación de la creatinina sérica en 1.9 mg/dL (ref: 0.3-1.8 mg/dL). El urianálisis mostró una densidad urinaria de 1.060 con leve bilirrubinuria. El sedimento urinario fue inactivo, aun así, se envió urocultivo que, días después, confirmó la ausencia de infección urinaria.

Como hallazgos reseñables de la ecografía abdominal se observaron cambios renales compatibles con nefropatía crónica. El hígado presentaba subjetivamente adecuado tamaño, con los bordes agudos y el parénquima moderadamente hipoecoico y heterogéneo por presencia de áreas hiperecoicas periféricas a los vasos portales. La vesícula biliar se encontraba distendida con la pared de grosor normal y contenido anecoico. Estos cambios, aunque inespecíficos, podrían ser compatibles con una enfermedad del parénquima hepático o de los conductos biliares intrahepáticos y justificaron la obtención de aspiraciones con aguja fina (PAF) del hígado y de la vesícula biliar para su estudio citológico y cultivo. A la espera de los resultados, y tras reposición de la deshidratación mediante fluidoterapia (Ringer Lactato), la paciente recibió el alta con antibioterapia de amplio espectro (amoxicilina – ácido clavulánico a 22mg/kg cada 12 horas) por posible infección bacteriana en el tracto biliar y analgesia (buprenorfina a 15µg/Kg cada 8 horas). 

Los hallazgos citológicos fueron compatibles con una inflamación neutrofílica y linfoplasmocitaria en hígado. En las preparaciones de bilis se encontraron numerosas estructuras redondeadas a ovoides, de pequeño tamaño, distribuyéndose de forma aislada, por parejas o formando grupos desorganizados, compatibles con estructuras fúngicas (esporas). No se encontró evidencia de inflamación en las preparaciones de bilis examinadas. En el cultivo de bilis bacteriano y fúngico se obtuvo un crecimiento de Candida spp.  

Tras la obtención de estos resultados se propuso la obtención de biopsias hepáticas para cultivo e histología, con el objetivo de caracterizar la afección del parénquima presente y su posible relación con la presencia de Candida spp en bilis. El gato se encontraba asintomático en ese momento, por lo que los propietarios declinaron cualquier investigación suplementaria y la instauración de un tratamiento antifúngico.

Tres meses después del diagnóstico, nuestra paciente persiste asintomática. La recomendación de reevaluación ecográfica y analítica de la gata fue declinada por su propietaria ante la buena evolución clínica presentada hasta el momento. 

Discusión y conclusiones:

La presencia de Candida spp en las vías biliares ha sido esporádicamente descrita en medicina veterinaria1,2,3.

En este caso no se pudo identificar ninguna razón subyacente que condujese a la aparición de una candidiasis oportunista en nuestra paciente. Las causas predisponentes a la invasión de Candida spp no estaban presentes; no había historial previo de antibioterapia, antiácidos, glucocorticoides o antiinflamatorios y tampoco se identificaron otras enfermedades concomitantes. Otras explicaciones posibles para la candidiasis en este caso incluyen una inmunidad local defectuosa asociada con una infección viral, disbiosis intestinal o reflujo biliar del contenido intestinal3. Lamentablemente, tuvimos la limitación de no poder excluir FeLV/FIV tras el rechazo de la propietaria de realizar más pruebas.

Tal y como hemos mencionado anteriormente, se visualizaron estructuras fúngicas en la citología de bilis y la presencia de Candida spp se confirmó en el cultivo. Sin embargo, tras la fluidoterapia todos los síntomas se resolvieron, lo que indica, probablemente, que la paciente sufrió un proceso gastrointestinal agudo autolimitante y que la candidiasis podría no haber sido la causa de los síntomas. Además, no se observó inflamación en la bilis y la paciente ha sobrevivido 3 meses sin tratamiento. De forma similar, se han descrito bactibilias asintomáticas en un 10,8% de perros de refugio4, lo que cuestiona la necesidad de tratamiento de estos pacientes. En el caso descrito aquí, la punción de hígado y vesícula se realizó debido a las alteraciones ecográficas observadas, pero desgraciadamente nunca se pudo obtener un diagnóstico histológico de la posible hepatopatía, que podría no estar relacionada con el crecimiento del hongo debido a la buena evolución clínica del gato a corto plazo. Encontramos casos similares en medicina humana, como es el caso de una paciente de 30 años diagnosticada de candidiasis biliar (Candida albicans), cuya recuperación transcurrió sin incidentes, a pesar de no recibir tratamiento antifúngico. En el caso mencionado, los hallazgos citológicos de la bilis aspirada evidenciaron inflamación neutrofílica y linfocítica 5, que no estaba presente en la bilis de nuestro paciente.

Hasta el momento, solo ha sido descrito un caso de candidiasis biliar en un paciente felino de Estados Unidos, en el cual se sospechó de colestasis asociada a la formación incipiente de mucocele e invasión oportunista por Candida albicans desde el tracto intestinal. La interpretación citológica de la bilis obtenida evidenció la presencia de estructuras fúngicas con leve inflamación supurativa asociada. En este caso la evolución fue muy diferente al descrito aquí, ya que no se pudieron valorar opciones terapéuticas debido al fallecimiento del paciente por el avance progresivo de la hiperbilirrubinemia y encefalopatía hepática3.

En definitiva, aunque son raras, la candidiasis biliar debe considerarse en el diagnóstico diferencial de patologías de las vías biliares. Actualmente, la escasez de casos descritos no permite pronunciarse sobre la implicación clínica y el pronóstico de este hallazgo. Tampoco disponemos en la actualidad de información suficiente con respecto a la efectividad de tratamiento antifúngico específico en infecciones biliares por Candida spp ni a su necesidad en pacientes asintomáticos.

Bibliografía:
  1. Pressler, B., Vaden, S., Lane, I., Cowgill, L., & Dye, J. (2003). Candida spp. Urinary Tract Infections in 13 Dogs and Seven Cats: Predisposing Factors, Treatment, and Outcome. Journal Of The American Animal Hospital Association39(3), 263-270.
  2. Renner, K., Hill, S., Grinberg, A., & Weeden, A. (2021). Pancreatic candidiasis in a cat. Journal Of Feline Medicine And Surgery Open Reports7(2), 205511692110528.
  3. Palermo, S., Newman, A., & Koch, M. (2019). Candida albicans cholecystitis with associated hepatitis in a cat. Journal Of Feline Medicine And Surgery Open Reports5(1), 205511691985416
  4. Verwey, E., Gal, A., Kettner, F., Botha, W., & Pazzi, P. (2021). Prevalence of subclinical bactibilia in apparently healthy shelter dogs. Journal Of Small Animal Practice62(11), 948-958.
  5. Santos, L., Rogan, K., & Kennerson, A. (2004). Cytologic Diagnosis of Suppurative Cholecystitis due to Candida albicans and Actinomyces. Acta Cytologica48(3), 407-410.