El uso indebido de antimicrobianos está acelerando el incremento de resistencias bacterianas, de manera que el tratamiento de algunas infecciones sencillas cada vez se vuelve más complicado. Por este motivo en ocasiones, y en base a los estudios de sensibilidad, es necesario utilizar antibióticos que pueden causar toxicidad grave. En concreto los aminoglucósidos (p.ej gentamicina, amikacina, estreptomicina, neomicina etc…) presentan capacidad potencial para producir toxicidad ótica y renal. La correcta elección de los pacientes y la monitorización de determinados parámetros, tanto en orina como en plasma, pueden alertar al clínico del desarrollo de una lesión tubular.