Las prótesis metálicas intraluminales (stent) constituyen una alternativa terapéutica para pacientes con colapso traqueal grave refractario a tratamiento médico. Aunque su colocación es rápida, no invasiva y puede mejorar sustancialmente la función traqueal, también está asociada a posibles complicaciones. La fractura del stent es una de las más frecuentemente descritas y puede comprometer seriamente la esperanza de vida del paciente. La recomendación general es colocar un nuevo stent por el interior del fracturado. Sin embargo, existe poca información sobre cómo se presentan estos pacientes y no existe consenso ni recomendaciones concretas para la toma de decisiones sobre la segunda prótesis. Se describe el caso de un Yorkshire de 15 años con rotura de stent traqueal en el que tras la evaluación fluoroscópica se desaconsejó la colocación de un segundo stent. La paciente había sido diagnosticada 3 años antes de traqueobroncomalacia grave con colapso traqueobronquial estático y dinámico graves. Tanto durante la respiración normal como durante accesos de tos, se constató colapso completo de la porción de tráquea caudal al stent así como carina y bronquios. El stent en ningún momento mostró signos de tener comprometida su fuerza radial ni en la zona fracturada ni en el resto. Con estos hallazgos, se consideró que el cuadro respiratorio se debía principalmente a la traqueobroncomalacia avanzada y la posible exacerbación por la acción mecánica de los fragmentos del stent fracturado. Como el stent conservaba su fuerza radial, no se consideró que un segundo stent fuese a mejorar el cuadro clínico, pudiendo incluso empeorarlo.
Figura 1. Momentos de la fluoroscopia: A, inspiración; B, espiración: el stent mantiene diámetro mientras se aprecia colapso completo de tráquea intratorácica caudal al stent, carina y bronquios; C, durante episodio de tos. El conjunto stent-tráquea se desplaza cranealmente y pliega lateralmente sin colapsar.