Las intoxicaciones con sapos de la familia Bufo son urgencias toxicológicas no tan comunes en la clínica diaria, pudiendo provocar signos clínicos que se clasifican según su gravedad, dentro de los cuales se encuentran signos neurológicos con muy pocos reportes en la bibliografía actual. El objetivo de este artículo es describir la resolución y supervivencia tras una crisis reactiva en un caso de un perro tras la intoxicación con la especie Bufo bufo.
Se presenta el caso de un Yorkshire Terrier macho de 7 años con 3,4kg de peso y sin antecedentes ni enfermedades previas. El propietario al observar al perro chupar un sapo común de gran tamaño, acudió rápidamente al hospital. En la exploración inicial se presentó deprimido, taquicárdico, con esfuerzo inspiratorio, hipotermia, sialorrea y ataxia.
El tratamiento establecido para su estabilización fue: antiemético, glucocorticoide, cristaloide isotónico de reemplazo y un protector gástrico.
Durante la noche, presentó crisis convulsivas reactivas con movimientos involuntarios de cabeza y midriasis. Para el control de estos episodios se administraron: benzodiacepinas, barbitúricos y otros agentes anestésicos. Al día siguiente y tras controlar las crisis se normalizaron sus constantes en 48 horas.
En su estancia hospitalaria se realizaron dos analíticas, en la que inicialmente se observaron signos de deshidratación, leve hiperglucemia, azoemia con leve neutrofilia y posteriormente se resolvieron.
Tras dos días de ingreso se dio el alta hospitalaria y se realizaron controles telefónicos una semana más tarde y 15 días más tarde, dónde el animal no volvió a manifestar ninguna alteración neurológica.