El shock hemorrágico es consecuencia de una pérdida aguda de sangre. Gran parte de la evidencia señala el beneficio de restituir la pérdida de sangre con hemoderivados. Sin embargo, su uso tiene limitaciones: principalmente disponibilidad y coste. Existe la necesidad de diseñar intervenciones para la reanimación sin hemoderivados y conseguir resultados similares. Hablaremos de la evidencia que está empujando al desarrollo d nuevos fluidos y también revisaremos la evidencia actual respecto de los nuevos productos e intervenciones.